- Alivia tu dolor de talón con tratamientos personalizados y enfocados en la tendinitis aquílea.
- Mejora tu movilidad de forma segura y vuelve a disfrutar de tus actividades favoritas.
- Recibe atención especializada de fisioterapeutas expertos en tendinitis aquílea para una recuperación efectiva.
- Evita complicaciones futuras con protocolos de rehabilitación diseñados específicamente para tu lesión.
- Únete a quienes ya han reducido su inflamación y dolor en el tendón de Aquiles
- Descubre ejercicios que fortalecen y estabilizan tu tendón aquíleo para prevenir recaídas.

Introducción a la tendinitis aquilea
Has oído hablar de la tendinitis aquílea en algún momento, ¿verdad?
Es una de las lesiones más comunes, especialmente entre los atletas y aquellos que son activos físicamente.
En esta página, te vamos a explicar todo lo que necesitas saber sobre la tendinitis aquílea para que puedas identificarla, comprenderla y gestionarla de la mejor manera posible.

¿Qué es la tendinitis aquílea?
La tendinitis aquílea, como su nombre lo indica, afecta al tendón de Aquiles, que es el tendón más grande y fuerte de tu cuerpo.
Este tendón conecta los músculos de la pantorrilla con el hueso del talón.
Cuando sufrís de tendinitis aquílea, el tendón se inflama y causa dolor, dificultando la movilidad.

¿Por qué se produce?
Principales causas
La tendinitis aquílea puede producirse por varias razones, pero la causa más común es el sobreuso.
Esto significa que probablemente has exigido más de lo que el tendón puede soportar.
Aquí te dejo algunas de las causas más frecuentes:
- Actividad física intensa: Especialmente correr, saltar o cualquier movimiento repetitivo que ejerza presión sobre el tendón de Aquiles.
- Mala técnica deportiva: No usar el calzado correcto o no calentar adecuadamente puede generar tensión en el tendón.
- Edad: Conforme envejeces, el tendón se vuelve menos flexible y más propenso a las lesiones.
- Pisada incorrecta: Problemas biomecánicos como una pronación excesiva pueden contribuir a la tendinitis.

Síntomas más comunes
Identificar los síntomas temprano puede evitarte muchos problemas a largo plazo.
Aquí te detallo los más comunes:
- Dolor en el tendón: Generalmente se siente en la parte posterior de tu pierna, justo por encima del talón.
- Rigidez matutina: Es posible que sientas rigidez en el tendón al levantarte, que puede mejorar con movimiento.
- Hinchazón: El área afectada puede inflamarse y ser visible.
- Sensibilidad: Tocar el tendón puede resultar doloroso.
- Debilidad: Puede que notes una disminución en la fuerza de tu pierna.

Fases de la tendinitis aquílea
Esta afección no sucede de la noche a la mañana.
Generalmente, pasa por varias fases:
- Inicial: El dolor comienza solo después de la actividad física intensa.
- Intermedia: El dolor empieza durante la actividad física y puede durar un tiempo después de que has parado.
- Avanzada: El dolor es constante y puede interrumpir tus actividades diarias.
Diagnóstico
¿Te preguntas cómo se diagnostica?
Consultar a un profesional es esencial para un diagnóstico preciso.
Generalmente, el diagnóstico involucra una combinación de examen físico y estudios de imagen como ultrasonidos o resonancias magnéticas para evaluar la severidad del daño.
Tratamientos efectivos
Una vez diagnosticado, el tratamiento se enfoca en reducir el dolor y la inflamación, así como en fortalecer el tendón.
Aquí algunos métodos efectivos:
- Reposo: Es esencial darle tiempo al tendón para sanar.
- Terapia de frío y calor: Aplicar hielo para reducir la inflamación y calor para mejorar la circulación.
- Fisioterapia: Ejercicios específicos y técnicas de masaje pueden acelerar la recuperación.
- Medicamentos antiinflamatorios: Pueden ayudar a reducir el dolor y la inflamación.
- Ortesis: En algunos casos, se pueden usar dispositivos para aliviar el tendón.
Prevención: Cómo evitar la tendinitis aquílea
Prevenir siempre es mejor que curar, y hay varias estrategias que puedes adoptar para evitar la tendinitis aquílea:
- Calienta y estira: Antes de cualquier actividad física, asegúrate de calentar y estirar adecuadamente.
- Incrementa la actividad gradualmente: No te excedas, especialmente si estás comenzando una nueva rutina de ejercicios.
- Usa el calzado adecuado: Asegúrate de que tus zapatillas proporcionen el soporte necesario.
- Escucha a tu cuerpo: Si sientes dolor o incomodidad, reduce la intensidad de la actividad o tómate un descanso.
Ejercicios recomendados
La fisioterapia incluye varios ejercicios específicos diseñados para fortalecer y estirar el tendón de Aquiles.
Algunos de los más recomendados son:
- Estiramiento de pantorrilla: Apoya las manos contra una pared y estira una pierna hacia atrás con el talón en el suelo.
- Elevaciones de talones: Ponte de pie y lentamente levanta tus talones, sosteniéndote sobre la punta de los pies.
- Flexiones de tobillo: Siéntate y usa una banda de resistencia para flexionar y extender el pie.
Consejos adicionales para una recuperación efectiva
Recuperarte de la tendinitis aquílea requiere paciencia y consistencia.
Aquí algunos consejos adicionales que pueden ayudarte:
- Consulta a un fisioterapeuta: Un profesional te puede guiar a través de un programa de rehabilitación personalizado.
- Evita actividades de alto impacto: Opta por ejercicios de bajo impacto como la natación o el ciclismo durante la recuperación.
- Monitorea tu progreso: Llevar un registro de tus actividades y del dolor te ayudará a ajustar tu rutina según sea necesario.
- Asegúrate de una buena alimentación: Nutrientes esenciales como proteínas y vitamina C son cruciales para la reparación del tendón.
Cuando buscar ayuda profesional
La autorreparación está bien para casos leves, pero si el dolor persiste o empeora, no dudes en buscar ayuda profesional.
Ignorar el problema puede llevar a complicaciones mayores como la ruptura del tendón, lo cual es una condición mucho más seria y que podría requerir cirugía.
Conclusión
La tendinitis aquílea no tiene que ser una sentencia a una vida de dolor e inmovilidad.
Con la información adecuada y un plan de acción claro, puedes superar esta lesión y volver a tus actividades favoritas.
Recuerda, la clave está en la prevención, el diagnóstico temprano y en seguir las recomendaciones de los profesionales.
Así que cuida tu tendón de Aquiles y dale la atención que merece.